17 de febrero de 2013

Tarde

Tarde, es tarde.
El olor a café
despierta mis sentidos,
pero al alma, no.

Un cachito de luna
sonríe en el cielo;
las nubes naranja
le colocan su velo.

Mi corazón palpita,
sin decirme nada.
Tarde, es tarde,
replica la casa.

Los sentimientos
no quieren morir,
cayeron en tierra árida,
están marchitos de sed.

Tarde… ¡es tarde!

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