Emerge suave y linda
y me ilumina el alma.
Es como un sol de doble fuego,
que calienta mis sentidos
y me envuelve en sus cosquillas.
Su sonrisa tiene fuerza,
me mueve cada fibra,
y con ella bastaría
para borrar mi enfado.
Su sonrisa es la cómplice,
de mi alegría diaria.
Basta que se asome en su rostro
para que festeje mi alma.
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